sábado, 13 de septiembre de 2008

capirotada


De cualquier manera cuando bracitos-de-mar llego yo estaba en mal estado, no quería a nadie, los días se sentían fríos y los malbarataba alimentando obsesiones, era como diría el viejo Withman, un caminante amortajado. Un día llego con su magia, hizo magia con sus labios, con su aliento, con sus manos, magia que sacudía todo por un instante, quedamos a merced de un dulce magnetismo que salio desde nuestras entrañas hasta el infinito llenándolo todo. Somos un accidente en la vida, un experimento aute-ntico de gozo y dolor, partículas suspendidas en el aire, sujetas al va y ven de un dulce magnetismo que nos arrastra. Me enamore hondo y quería todo con bracitos-de-mar pero me las arregle para que mis obsesiones le arrebataran la esperanza y a mi su cariño. Así que cuando bracitos-de-mar se fue no puedo decir que quede peor, pero si me sentí como cuando en la inocencia de la niñes te das cuenta por ves primera que alguien, el perro, el gato, un amigo, en el mundito bonito que habitas, alguien no te quiere, y es el primer pasito para que la vidita empiece a irse a la mierdita. Y como en la niñes llore de soledad. Pero feliz de que haya ocurrido, de haber salido de la mortaja por un tiempo. Quizá sea bueno darme cuente de que soy un imbécil, pero aun así, creo que si algún día tengo suerte y unos brazos de mar llegan y me arrebatan, no sera gracias a mi que las cosas no se vayan a la mierdita. Y conste que no hablo en símbolos...

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